Colección Museográfica “El Tesoro de la Concepción”
El “Tesoro de la Concepción” reúne, exhibe y conserva los diferentes objetos que, a lo largo de los quinientos años de la historia, ha ido atesorando la parroquia. Se encuentra distribuido en siete salas aledañas a la propia fábrica del templo, en torno a su cabecera y en dos niveles.
En sus colecciones el visitante podrá encontrar más de mil obras de arte de géneros muy diversos: pintura, escultura, mobiliario y una de las colecciones de arte textil más importantes de España. Entre las piezas más importantes que conserva se encuentra una custodia gótica manuelina, datada sobre 1540.
- HISTORIA
La procedencia de este conjunto, considerado como con una de las mayores colecciones de arte sacro del archipiélago canario, se debe, por un lado, a las compras realizadas por la fábrica parroquial desde los primeros años del siglo XVI, siendo notablemente incrementada a partir de 1768 a raíz de la construcción del nuevo templo, con un claro interés renovador en el que se ajustase la estética de los bienes muebles al edificio que los cobijaba. También destaca el período en el que Antonio Monteverde y Rivas ejerce como mayordomo de fábrica y de varias cofradías y hermandades, pero sin duda, la Desamortización acrecienta exponencialmente los bienes que se muestran en el Tesoro.
Entre 1835 y 1869, los bienes procedentes de los conventos de La Orotava otorgan la apariencia actual a la Parroquia en cuanto a retablos, esculturas, pinturas y otros bienes suntuarios se refiere, sumados a su vez a los procedentes del colegio de San Luis Gonzaga, regentado por los jesuitas hasta su expulsión en 1767.
Es a partir de 1942 cuando se origina lo que hoy conocemos como “El Tesoro” gracias a la reorganización de las estancias superiores a la sacristía mayor tras el traslado de la casa y archivo parroquial al nuevo inmueble que se adquirió por suscripción popular para desempeñar dicha labor. Estos espacios acogieron las colecciones textiles y de platería, en los armarios realizados gracias a la donación efectuada por la XII Condesa del Palmar, Josefa Llarena y Cullen tras la muerte de su hijo Pedro Ponte en 1936, según los criterios expositivos imperantes en ese momento. Posteriormente fue enriquecida con las piezas escultóricas y de mobiliario más meritorias de la colección parroquial.
Esta exposición permaneció inalterable hasta el año 2007, año en el que se realizó la nueva instalación, permitiendo la mejora expositiva, incluyendo un nuevo discurso más científico y adecuándolo a las exigencias actuales de los Museos de la Iglesia, sin perder, su concepción original.
Fue favorecedora sin duda la restauración del edificio entre 1998 y 1999 para esta nueva ordenación de las colecciones en el que dichos espacios fueron despejados de diferentes armarios e intervenciones que desvirtuaban la apariencia original de la fábrica.
La nueva disposición de los bienes conllevó una tarea previa de inventariado y catalogación, distribuyendo posteriormente las diferentes colecciones en siete estancias adecuadas al efecto para su nueva ubicación. Toda la colección posee discurso expositivo gracias a una guía de fe, que aglutina y conecta las diferentes tipologías expuestas.
En la sacristía mayor, se reubicaron las mejores piezas pictóricas conservadas, disponiendo nuevamente aquellos lienzos que fueron ejecutadas para el citado lugar hacia 1781. Sirve igualmente como vestíbulo hacia la planta alta, antigua vivienda y archivo parroquial, que se distribuye en dos espacios donde se disponen los ornamentos, ajuares y vasos sagrados. Se dispusieron nuevos armarios – vitrinas en la antesala para acoger las piezas textiles más destacadas, con un diseño inspirado en las vitrinas de la sala histórica: los recados bordados, trajes procesionales, ropa blanca, ajuar del obispo Folgueras y Sión, etc.
a sala principal, comúnmente conocida como El Tesoro, está cobijada por un magnífico artesonado realizado en castaño, reaprovechado y readaptado de la antigua fábrica parroquial, siendo probablemente la techumbre realizada hacia 1673 por los maestros Pedro Hernández y Simón González para la capilla mayor del citado templo, aunque estudios posteriores lo encuadran con la estética de Antonio de Orbarán (1603-1671), quien trabaja por dichos años en la Villa.
Sin duda el ala sur, al cual sumamos el coro, es quien más modifica su fisonomía con la creación del Museo. El camarín, o sacristía de arriba, muestra alta y rica colección de platería. Desde su concepción ha albergado las andas procesionales y el altar procedente del Convento clariso de San José, así como diferentes elementos de uso litúrgico aprovechando los vanos que otrora fueron alacenas empotradas al muro. Las andas del Corpus se encontraban en un armario, a modo de oratorio, donde se realizaba la reserva del Santísimo Sacramento el Jueves y Viernes Santo.
Sobre esta se encuentran las salas capitulares, dos espacios que antiguamente se reservaban para el almacenamiento de las imágenes que no estaban al culto, procedentes de conventos o que por circunstancias de diversa índole se hallaban en calidad de depósito. De la misma manera, tras la remodelación, las salas pasaron a exponer la colección de escultura y el mobiliario.
A lo largo del siglo XX se produce un fenómeno de secularización de muchos bienes que hasta ese momento formaban parte de colecciones y oratorios particulares. Diversas familias del entorno parroquial donaron cuantiosas sumas de bienes como la Magdalena Penitente, perteneciente a la colección de José Bethencourt y Castro y donada en 1978 por el Marqués de la Villa de San Andrés, pero sin duda, la donación por parte de la familia Cullen – Calzadilla del ajuar pontifical del primer obispo de la Diócesis Nivariense, Luis Folgueras y Sión (1824 – 1848) es de las más significativas. El mencionado ajuar formado por una colección de ricos ornamentos litúrgicos que luce en los diferentes retratos que del obispo Folgueras y Sión se conservan en Canarias y Granada, último destino de su pontificado como arzobispo.